NUESTRAS PLANTAS




Hoy en día sabemos que la actividad terapéutica de una planta viene determinada por la presencia de uno o varios principios activos, moléculas
responsables de la acción terapéutica beneficiosa. Así, la corteza de sauce, utilizada desde la antigüedad como febrífugo y analgésico, debe su actividad al ácido acetil salicílico, principio activo que todos conocemos bajo su comercial denominación de aspirina. ¿Por qué empezó a utilizarse en terapéutica? La razón principal fue el lugar donde crece: zonas pantanosas. Si el árbol resiste tanta humedad, pensaron los médicos, servirá para combatir sus efectos sobre el cuerpo humano. Así fue.

Los principios activos de las plantas son sustancias químicamente bien definidas y con actividad farmacológica y provienen de lo que se ha denominado metabolismo
secundario que tiene como misión crear condiciones de defensa o mecanismos de defensa, estímulo de funciones y supervivencia para ellas.

Las plantas debían recogerse, por regla general, cuando hubiesen llegado a su madurez. Según la parte del vegetal empleado en terapéutica (raíces, tallos, cortezas, yemas, hojas, flores, frutos o semillas) variaba el momento de recolección. Posteriormente se procedía al correcto secado, que dependía también de cada tipo de planta; la trituración, necesaria para permitir un aprovechamiento máximo de los principios medicinales y, por último, la conservación, siempre en lugares secos y poco ventilados o bien mediante el uso de envases herméticos.

Las plantas pueden, ser utilizadas por vía interna o por vía externa. Internamente se hace mediante la preparación de tisanas, zumos, vinos, tinturas o jarabes.
Externamente, en forma de lociones, cataplasmas, baños, compresas, aceites, vinagres, colirios, gárgaras, irrigaciones vaginales, ungüentos y bálsamos.
De todas ellas, la forma más conocida es mediante el uso de tisanas.
Las *TISANAS* se obtienen mediante el uso del agua, que se utiliza como vehículo al cual pasan los principios activos de la planta o plantas medicinales que vamos a usar.
El nombre de tisana engloba tres formas distintas de preparación:
*la infusión*,
*la maceración en agua* y
*el  cocimiento*.
La infusión se obtiene al verter agua hirviendo sobre las plantas. Se tapa durante 5 o 10 minutos, con la finalidad de evitar que se pierdan los principios activos que, en forma de gas, pasarían a la atmósfera.
La maceración consiste en dejar reposar la planta en agua durante varias horas. 
Se emplea en aquellas plantas cuyos principios activos se verían perjudicados en caso de ser sometidos al calor.
El cocimiento, por último, se obtiene al hervir las plantas en agua durante varios minutos y luego dejarlas macerar hasta que el líquido se quede tibio. Este método se aplica a aquellas plantas cuyos principios activos son difíciles de obtener.

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