LAS PLANTAS Y NUESTROS SISTEMAS ORGÁNICOS I
Plantas, flores y hierbas sirven para potenciar el óptimo funcionamiento de cada sistema del cuerpo, pero como el reino vegetal es más complejo que lo uno sospecha, también serán un regalo para el organismo completo.
El profesor Elliot se
refiere a los indígenas de la selva Peruana que hace muchos siglos descubrieron
el valor de la corteza del quino, árbol que contiene el alcaloide llamado
quina, usado en el tratamiento de la malaria.
El botánico Linneo dio el
nombre de chinchona al árbol de la quina, en honor a Francisca Rivera Enríquez,
esposa de Luis Jerónimo Fernández de Cabrera y Bobadilla, conde de Chinchón y
virrey de Perú (1628-1639).
La condesa de Chinchón
enfermó de fiebre persistente, pero fue curada mediante el empleo de la corteza
del árbol de la quina.
Fue la primera en emplear
dicho medicamento, usado únicamente hasta entonces por los indios. Al regreso
de los virreyes a Europa, propagaron el uso de este febrífugo.
La reputación de la quina
como remedio llegó a ser tan grande, que la corteza de chinchona llegó a
venderse por su peso en oro.
Sin embargo transcurrieron 200 años antes que los científicos
identificaran su compuesto activo, la quinina, que ha sido de valor
incalculable en el tratamiento de la malaria.
MA HUANG (EPHEDRA SINICA STAPF)
En la actualidad numerosas
expediciones recorren las selvas Sudamericanas, africanas y asiáticas en busca
de nuevas plantas medicinales.
Se ha producido un
reavivamiento en la investigación científica del valor terapéutico de las
plantas y los árboles.
El herbalista Richard M. Lucas hace este comentario acerca de
otra planta:
“Los griegos, chinos,
romanos, egipcios e hindúes de la antigüedad sostenían que el ajo era un
tratamiento eficaz para desórdenes intestinales, afecciones de la piel,
enfermedades respiratorias y numerosos problemas de salud adicionales.
Recientes estudios científicos han demostrado que el ajo combate más de 23
clases de bacterias y 70 variedades de hongos. Experimentos clínicos llevados a
cabo en los Estados Unidos, Japón y otros países, han demostrado que una
cantidad adecuada de ajo en la comida puede proteger contra ciertos tipos de
cáncer.
Estos sencillos pero
elocuentes ejemplos del comportamiento de algunas plantas como agentes curativos y preventivos de diversas
enfermedades de los seres humanos, induce a la mente perceptiva a reconocer la
infinita sabiduría del Creador.
Las plantas en general -y
las medicinales en particular- no dan evidencia de ser productos de la
casualidad, ni de un ciego proceso evolutivo.
Su interacción con el
mundo animal responde a propósitos inteligentes puestos al servicio de los más
sabios designios del Autor mismo de la naturaleza. Por eso aplaudimos las
decisiones recientes tomadas por diversos organismos relacionados con la salud,
de dar mayor relevancia a la medicina natural. Esto contribuirá a que el ser
humano colabore cuidadosa y agradecidamente con el Dador de la vida a todo
nivel, esmerándose por respetar y obedecer las leyes que rigen a la naturaleza,
mientras disfruta, al hacerlo, de mejor salud y mayor satisfacción de vivir.
Cabe destacar que la Organización Mundial de la Salud, desde
1977, ha establecido un activo programa de promoción y desarrollo de la
medicina tradicional que se basa en gran medida en el empleo de hierbas
medicinales y otros recursos naturales. En la Trigésima Asamblea Mundial de la
Salud se adoptó una resolución que urge a los gobiernos a dar importancia
adecuada al empleo de sus sistemas tradicionales de medicina.
Esta resolución despertó
notable interés en la comunidad científica y de la salud de todo el mundo, en
la valoración de las terapias tradicionales, basadas predominantemente en las
plantas medicinales. Como resultado, la naturopatía o medicina natural y la
homeopatía han sido elevadas en algunos países, incluyendo los Estados Unidos,
a la misma altura de la medicina alopática o medicamentosa.
Una característica lamentable del ser humano es su renuencia a
hacerse cargo del cuidado de su cuerpo para
mantenerlo con salud, y de buscar el consejo del médico cuando experimenta
síntomas de enfermedad.
Podría decirse sin
exagerar, que lo normal es que acuda al médico cuando la enfermedad le impide
funcionar en la forma habitual y lo postra en cama.
Las personas deben
sentirse responsables de su salud y deben comprender que es mejor prevenir que curar.
Las hierbas medicinales tienen un enorme valor preventivo.
Por eso debieran emplearse habitualmente como parte del estilo
de vida, sin pensar en ellas como medicina.
Eso las convertirá en
fieles auxiliares y guardianes de la salud, porque contribuirán a la prevención
de enfermedades incapacitantes. Por cierto que también se las puede usar cuando
se experimenta un síntoma anunciador de algún trastorno interno, aunque no sea
posible relacionarlo con una enfermedad definida.
El empleo sabio y bien
informado de hierbas podría muy bien remediar debilidades que, de no ser
controladas, podrían convertirse en problemas de salud.
Me parece oportuno recordar que nadie debiera procurar emplear
las hierbas medicinales para reemplazar al médico.
Un mismo síntoma puede ser
indicio de diversas enfermedades.
Sólo el examen cuidadoso
realizado por el médico puede establecer con seguridad cuál es la afección que
lo está provocando.
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