LOS VEGETALES Y LA VITAMINA C
La naranja ha sido
siempre, en nuestro imaginario, la reina de la vitamina C, ese alimento
milagroso que nos aporta una vitamina “necesaria
para el desarrollo de huesos y articulaciones, para aumentar las defensas, la
absorción de hierro y aportar antioxidantes al organismo”, explica la
nutricionista Fátima Branco, que destaca también el papel fundamental de esta
vitamina en la salud cardiovascular, ya que mejora, además, la fuerza y
elasticidad de los vasos sanguíneos.
Pese a que existen
numerosos alimentos de consumo habitual con más vitamina C que una naranja,
esta fruta sigue siendo la reina porque, en palabras de Branco, “es fácil de consumir, se puede tomar a
diario, y solo el zumo de dos naranjas ya aporta la cantidad necesaria para el
organismo”, que son unos 60 mg en adultos y 55 mg en el caso de los niños.
La vitamina C es necesaria
para aumentar las defensas, la absorción del hierro y aportar antioxidantes al
organismo.
Según la técnica superior
en dietética y coach nutricional Susana León, “los fumadores y las personas en situación de estrés, en este caso
debido al exceso de adrenalina liberada, deben aumentar las dosis de esta
vitamina necesaria para la síntesis del colágeno y para la prevención de la
aparición de cataratas y de algunos tipos de cáncer”, entre otras
funciones. Al ser una vitamina hidrosoluble no se almacena en el organismo,
sino que hay que reponerla asiduamente, ya que una carencia de aproximadamente
seis meses podría dar lugar a una enfermedad poco frecuente en la actualidad:
el escorbuto, típica de otras épocas en que los marineros pasaban largas
temporadas en el mar sin tomar fruta y verdura.
León afirma, sin embargo,
que entre los numerosos beneficios de la vitamina C no se encuentra aquel por
el que suele ser más popular: la
prevención de resfriados. “Aunque puede aumentar la proliferación de
linfocitos MK, que mejoran la respuesta del sistema inmunológico, no existen
evidencias científicas de que la vitamina C evite los resfriados”, explica
León, antes de derribar otro mito: “pese
a que es la más frágil de todo el grupo vitamínico, ya que es sensible a la luz
y la oxidación e inestable al calor, puede perdurar hasta doce horas tras
exprimir una fruta”.
Resfriados
No es cierto, pues,
aquello de que debemos tomar los zumos de inmediato para que no pierdan sus
vitaminas. Y tampoco lo es, por supuesto, y León insiste en este punto, “que
por tomar una sobredosis de vitamina C vayamos a mejorar y mucho menos curar un
cáncer”. De hecho, en palabras de Branco, “hay que tener cuidado con los
suplementos, pues una sobredosis de esta vitamina puede dar lugar a la
aparición de cálculos de oxalato en los riñones. Con una alimentación
equilibrada no son necesarios suplementos”.
Además de la naranja, que
sin ser la reina de la vitamina C sigue siendo socorrida por su versatilidad y
eficacia, existen alimentos habituales de nuestra despensa que superan con
creces el aporte de este cítrico. Estos son algunos de ellos.
PIMIENTO ROJO
Con 139 mg de vitamina C
(hablamos siempre cada 100 g), presenta más del doble que una naranja, con 51
mg. Branco recomienda incluirlo en la alimentación de forma habitual, aunque
admite que “al usarse, en líneas generales, para hacer salteados o como
guarnición, es más complicado alcanzar las cantidades recomendadas, mientras
que en el caso de la naranja se aprovecha todo”. Pese a que considera que los
zumos son una solución práctica para garantizar el consumo diario de vitamina
C, recomienda, en la medida de lo posible, “consumir las naranjas enteras, para
aprovechar la fibra”.
BRÓCOLI
Con 100 mg, más del doble
que la naranja, el brócoli es uno de los reyes de la vitamina C, que permite,
además, múltiples elaboraciones. Branco recomienda optar siempre por cocciones
al vapor o incluso al horno, evitando hervir las verduras, “ya que buena parte
de los nutrientes se quedará en el agua de cocción”. Una buena idea es elaborar
cremas y sopas, que permiten aprovechar todos los nutrientes de los alimentos y
múltiples combinaciones de ingredientes.
COLIFLOR
Con 59 mg de vitamina C,
una simple ración de esta verdura garantiza el aporte total diario. León
recomienda, en la medida de lo posible, optar por alimentos procedentes de la
agricultura ecológica, “que suelen ser más ricos en vitamina C, no solo porque
a veces las cámaras frigoríficas afectan a su conservación, sino también porque
muchas veces los productos han sido recolectados antes de su completa
maduración, cosa que disminuye la biodisponibilidad de esta vitamina”.
COLES DE BRUSELAS
Aportan 112 mg de vitamina
C, una cifra que se reduce a 60 mg cuando se hierven, de manera que “incluso
hervidas, su aporte el altísimo”, afirma León. Consciente de que estas verduras
suelen ser complicadas, ya que no gustan a todo el mundo, la nutricionista
recomienda optar también por otras de consumo habitual cuyo aporte es similar
al de la naranja: desde las espinacas (40 mg) al repollo o el berro.
FRESA
Tiene más vitamina C que
la naranja, concretamente 54 mg, por lo que se convierte en la fruta estrella.
El kiwi , por su parte, también es interesante ya que no solo aporta 40 mg de
esta vitamina, sino también mucha fibra, potasio y diversas vitaminas del grupo
B. También las grosellas o las frambuesas son, según León, “fuentes cómodas de
vitamina C”, con mayor aporte que las naranjas. Aunque las frutas que se llevan
la palma en la materia son el camu camu, procedente de un arbusto peruano y que
contiene nada menos que 2.780 mg de vitamina C, seguida de las acerolas, con
1.678 mg.
PEREJIL
Esta hierba que apenas
altera el sabor de los platos contiene 133 g de vitamina C. Pese a que es
complicado alcanzar las dosis recomendadas comiendo solo perejil, Branco
recomienda convertirlo en un básico de la cocina y acostumbrarnos a añadirlo a
nuestras recetas.
TOMATES Y PATATAS
Las patatas nuevas o
tempranas, de piel fina y lisa, son también ricas en vitamina C. Para
cocinarlas, León recomienda elaborarlas siempre “al vapor o cocidas con piel,
sin pelar”. Pese a que su aporte de esta vitamina es ligeramente inferior al de
la naranja, a menudo son más socorridas por el consumidor medio que algunas
verduras más difíciles de cocinar. Branco, por su parte, apuesta por el tomate
como “el equivalente a la naranja en el huerto, ya que pese a que solo tiene 27
mg de vitamina C es versátil, se puede consumir crudo y con las más diversas
cocciones, en salsas y es muy fácil de incluir en la alimentación”.
Fuente< Nutricionista Fatima Branco
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